miércoles, 4 de noviembre de 2009

Todos tenemos algo de Lisbeth Salander



















La obra póstuma de Steig Larrson gravita todavía en mi mente como una de las mas entretenidas lecturas de los últimos años. Hace tres semanas que termine de leer el tercer tomo y ya extraño a Lisbeth Salander. Larrson, anarquista, anti – fascista, lector, defensor de los derechos de las mujeres es sin duda uno de esos autores que darán mucho que hablar en los próximos años, a pesar de su muerte.

Luego de masticar el libro por unos días, la lectura se volvió gula y el desespero entre saber que habían dos volúmenes mas y que luego de eso se acabaría la travesía, la lectura produce una gran cantidad de sensaciones. Los mejores libros son aquello que uno no quiere que se terminen.

La novela gótica ha sido transformada por Larsson. Hacer de Suecia un escenario tan variopinto, describir a cabalidad el clima como un personaje mas, hacer de la tortura y la corrupción una pareja asimilable y rapaz, y concentrar una serie de personajes femeninos y llevarlo a su máxima expresión son algunas de las otras contribuciones del autor.

¿Cómo catalogar la obra de Larrson en una biblioteca? Bajo Misterio y Suspenso, es un obra magnifica comparable con Dolye y su Sherlock Holmes. Bajo Literatura Negra la novela desafía los clásicos y se adentra en las comunidades virtuales, la libertad individual, los oscuros rincones de lo que es aceptado y rechazado por lo social. Bajo Feminismo es una obra suprema en contra de la violencia a la mujer, pero mas que eso, las mujeres son las heroínas de la novela y victoria en mano salen adelante.

Sorprende también que sea una obra sobre la amistad. La amistad entre dos personas totalmente diferentes. Una amistad del siglo XXI, llena de vacilaciones y miedos, ausencias y contradicciones, pero con todas las señalas de que somos en definitiva seres condenados a buscar a otros para poder subsistir en términos intelectuales, humanos y afectivos. La amistad tan subestimada en Europa, en la obra de Larrson adquiere otras dimensiones, otros matices, tan necesarios para humanizar lo que hoy muere en esas tierras frías.

Capitulo aparte merece el personaje de Lisbeth Salander. ¿Quién se iba a imaginar una heroína así? Internauta, anarquista, feminista, desasociada, producto social, boxeadora, multi –lingue, justiciera, rapaz, freak social, calculadora, etc. Salander no es una diosa, es simplemente ella. Todos tenemos o quisiéramos tener algo de Lisbeth Salander, aunque no quisiéramos ser ella. Su épica es la historia de miles de mujeres, y de miles de personajes que sufren el hecho de ser “diferentes” de ser juzgadas no solamente por su apariencia, sino por no ser “normal”. Todos tenemos un poco de Lisbeth Salander.