jueves, 5 de marzo de 2009

Ciudades Imaginadas


Baden Baden

Las calles de Baden Baden cumplen una función milimétrica dependiendo del momento del día. Su configuración espacial, una ciudad relativamente pequeña en medio de la selva negra germana, es la de ciudad turística que busca hacer de la experiencia un sitio de calma, de paz, de cordialidad calculada para respetar tu privacidad dentro de un aire, un ambiente conservador por excelencia. El promedio de edad que la visita es superior a los 50 años, sus instalaciones, sus calles, sus edificios estan pulidos para la gente de la tercera edad, para que el caminar sea un forma agradable de movilización para que las personas sientan que en Baden Baden prácticamente no tienen que pensar en “como llegar allá”.

Santiago de Chile

Movilizarse en Santiago sin carro es una odisea homérica. El habitante de los barrios debe tomarse unas cuatro horas diarias dentro del sistema de transporte. El metro especie de dormitorio refugia a los estudiantes que se sientan en el piso y las trabajadores que viven en barrios tan lejanos que no tienen nombre. Santiago es la ciudad de los centros comerciales nuevos, de los malls que todo lo ofrecen pagaderos a tres meses en cómodas cuotas mensuales. Es la ciudad de la desconfianza, de los cafés con piernas, de Donde Augusto donde el mar y sus exquisiteces parecen cobrar sentido. Santiago es el depósito de vinos del país. Lugar que asombra, en el día se escucha un león rugir a todo trueno en medio de la ciudad.




Rotterdam

Rotterdam oficialmente no tiene ghettos, pero se imagina así mismo de esa manera, en donde las urbanizaciones dicen de donde eres, que religión profesas, que comes y hasta donde quieres llegas. Es una ciudad nueva con habitantes que la recuerdan vieja, en una especie de nostalgia trágica que va desapareciendo en el olvido de los años. Rotterdam es soca y salsa, en las fiestas de los curazoleños en los muelles. Rotterdam es trabajo, creatividad, tristeza, invierno.

Santo Domingo

El “pulso” de Santo Domingo no se puede medir. Se esconde detrás de cada casa, de cada local, de cada persona. Todo el mundo tiene una historia y una música que tocar. Lo nuevo se mezcla con los viejísimo. La persona de color discrimina a la persona de más color, la confusión de sangres y acentos te hace sentir verdaderamente en el caribe. Caribe con C: el barrio que nunca duerme, el merengue permanente, el olor a pollo frito a plátano. Las mujeres que practican el nombre arte de caminar. Santo Domingo es lujo pero también extrema pobreza, pasión y descuido, viveza y desesperanza, humedad y calor. El “pulso” de Santo Domingo no se puede medir.

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