jueves, 30 de julio de 2009

Paseando por una Librería del Sur

















Basta entrar a la librería del Teresa Carreño tomado por el gobierno hace poco mas de un año para darse cuenta en el país que vivimos. La otrora Librería de la Editorial MonteAvila, patrimonio de todos los venezolanos, ahora es una Librería del Sur, adscrita a algún ministerio del amor , en los términos mas orwellianos posibles.

En la sección de revistas ahora solo hay publicaciones oficialistas, todas con palabras del Newspeak de 1984: “burguesía decadente”, “oligarquía golpista” “los avances del socialismo del siglo XXI”. La librería, alguna vez protagonista de la libertad del pensamiento de nuestro país, ahora solo exhibe libros buenos y revolucionarios. Donde antes se leía cualquier autor de izquierda o derecha, donde la sección de poesía era quizás la mejor del país, y los libros de politología iban de un lado a otro, ahora lo que encontramos son fósiles teóricos y una producción nacional que verdaderamente da pena ajena.

¿Es que el chavismo no tiene intelectuales capaces de escribir algo medio decente? La mitad de los libros son de una isla llamada Cuba, donde parece que el tiempo se hubiera detenido en los años sesenta. Titulos que definen el Newspeak chavista y que poco tienen que ver con nuestras realidades y premuras. ¿Dónde estan los libros sobre pobreza? ¿Desarrollo Sostenible? ¿Delincuencia? ¿Estudio de la violencia?

Por supuesto hay decenas del libro sobre el comandante. Nuestro comandante. No el cubano. Decenas de libros de extranjeros y criollas que practican el jalabolismo estructural creyendo que escribir sobre el líder es garantía de acenso social, en el mas puro estilo meritocrático burgues.

Ya no hay sección de literatura universal. ¿eso que es? Hay algunos libros de Susan Sontag y sorprendentemente Henry James que parece que hubieran pasado la censura previa. ¿Henry James socialista? Ahora resulta que el escritor victoriano es un marxista estructuralista que analizaba críticamente las clases pudientes del imperio.

¿Escritores venezolanos? Solo los permitidos. ¿Ciencia? No hay. ¿Libros sobre la libertad de expresión? Tenemos una sección de libros sobre la complot mediático pero el más nuevo es del 2003. ¿Poesia? Revolucionaria.

“La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza.”

George Orwell

jueves, 23 de julio de 2009

Gobierno y oposición


RAMÓN PIÑANGO



El Gobierno avanza en la implantación de su proyecto socialista. La concepción del proyecto y la manera como se lleva a cabo debe avergonzar a los socialistas del mundo y preocupar a los chavistas sensatos. Torpemente, pero avanza. Si hace una década estábamos lejos de ser una sociedad justa, con igualdad de oportunidades, de instituciones sólidas y con una sana economía, hoy estamos mucho más lejos.

Lo que se había logrado construir hoy está casi destruido.

Como muestra que basten botones tan diferentes como el Metro de Caracas y la calidad de la enseñanza en las escuelas públicas que atienden a la población de menos ingresos. Pdvsa ha sido golpeada en lo esencial: su capacidad de producción. La situación económica está convirtiendo al país en una seca sabana que en cualquier momento coge candela por la protesta social.

A candela huele la inflación, el desabastecimiento, el cierre de empresas y la incapacidad del Gobierno para responder a las demandas de los trabajadores de las empresas del Estado.

A todas estas, el discurso gubernamental se aleja cada vez más de las necesidades de las mayorías. Hasta hace un tiempo, iniciativas como Barrio Adentro, Mercal o Pdval intentaban responder a demandas específicas de esa población.

De un tiempo para acá lo que se ofrece es ideología. La promesa de un socialismo justiciero al que algún día se llegará, y para que tal mensaje sea digerible se pide fe en la revolución y su líder. Las racionalizaciones abundan y hemos escuchado argumentos como el de la construcción del socialismo a partir de la escasez y el de la inseguridad personal como una mera "sensación" creada por los perversos medios de comunicación.

Por una u otra razón, todo gobierno miente. Eso no es alarmante. Alarmante es que se crea sus propias mentiras, sus inventos para justificar lo injustificable. De esa patología política sufre el régimen.

Se pregunta uno: ¿cómo habrá procesado la gente del Gobierno la protesta popular de Curiepe? Es probable que se hayan creído su propia invención de la guarimba promovida por el gobernador Capriles.

Mientras todo esto ocurre, la oposición trata de encontrar su camino. Sigue denunciando atropellos, violaciones de la Constitución y las leyes, y amenazas a la libertad de expresión. Alerta sobre la nueva legislación en educación, propiedad privada y elecciones.

Cosas muy graves se anuncian.

Hasta ahora, el país no ha respondido con contundencia a las amenazas. La búsqueda de un líder unificador parece ser el eje de las preocupaciones políticas del antichavismo. Al mismo tiempo, se desvanece en este sector la creencia en salidas electorales. Las advertencias que Súmate ha hecho sobre lo que viene en materia electoral no pueden ser ignoradas. Es más, el caso de Honduras ha perturbado unas cuantas almas republicanas.

Buena parte de la dirigencia de la oposición sigue sin dar señales de entender lo complejo que se ha vuelto el país. Con excepciones, es débil su penetración en los sectores populares. Todavía las clases dirigentes de gran peso en la Cuarta República no logran entender el mundo de los valores de estos sectores, sus expectativas, sus símbolos. No pareciera que la distancia social entre "incluidos" y "excluidos" haya disminuido, cosa que debe preocuparnos si ocurre un cambio político en el país. El acercamiento a los sectores populares puede ser decisivo. Eso fue lo más importante de la huelga de hambre de Ledezma: estaba allí con su gente.

Curiepe se alzó contra una arbitrariedad del Gobierno.

Que el Gobierno no se engañe creyendo que todo lo puede resolver a la fuerza, y que la oposición no se engañe con la ilusión de que Curiepe está en contra o a favor de alguien. Curiepe está con Curiepe.