martes, 30 de septiembre de 2008

Se solicita Parrillero con experiencia

La ciudad es color, oscuridad, información y cultura. Es ante todo el triunfo (o el fracaso) de la sociedad humana. Los mensajes que siguen son testimonio de esa narrativa, interminable, complicada e intensa.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Carta Navideña -

(Para Adriana)

Querido Santa Claus,

Pensaras que estoy loco escribiéndote tan temprano en el año. Además seguro que estas sorprendido de recibir una misiva mía, ya que no soy ni Fan, ni seguidor de tus esfuerzos decembrinos. Como sabes no me gusta la navidad, ni participo de las festividades, ni me interesa el tema navideño. La navidad Sambil o la Navidad Concresa tienen prácticamente un significado nulo para mí. Ignoro si es culpa de mi mama o de mi papa, creo que más bien es algo fraguado en las corrientes propias del pensamiento anarquista.

La razón que te escribo es puramente egoísta. Se que en los últimos años has perdido seguidores. Es entendible cada vez hay mas competencia. Además ahora en Venezuela no estas de moda. De hecho hay una conspiración en tú contra que bien conoces. Los arbolitos navideños, por ejemplo, ya están prohibidos en sitios públicos del gobierno desde el año pasado. Atenta contra nuestra tropicalidad socialista. Tu presencia ya no es bien vista en algunas partes. Tranquilo es algo pasajero...aguanta Santa. Tu bien sabes que todos merecemos una segunda oportunidad y que al final mientras podamos, cada diciembre, están allí tu culto de seguidores, así sea en sectas ocultas. En último caso comprarán cines y teatros viejos como en PARE DE SUFRIR y se te cantaran villancicos allí adentro. Aguanta Viejo.

La razón como te decía es para pedirte un favor. Necesito que para diciembre me regales algo muy especial. Te lo estoy pidiendo con antelación para que después no te quejes. Sabes que desde hace tiempo estoy buscando completar la canasta básica con productos endógenos, es decir, made in Venezuela. Si suena “Loco”, lo se… Bueno... las cosas no se han dado como yo pensaba y dudo que se den dado el presente clima internacional y geopolítico. Probablemente no tenga sentido escribirte a ti sino mas bien a otras personas, pero bueno. Quizás hubiera sido mas útil escribirle al MPPAT (Ministery for Agriculture and Earth) pero tu sabes como son ellos con la capacidad de respuesta. Mi deseo es que simplemente uno pueda entrar en cualquier supermercado y comprar todas aquellas cosas que comíamos antes y que venían de Guarico, Portuguesa, Lara, Aragua, Miranda y Zulia que tengan contenido nacional. ¿Es una Utopia? ¿Estoy loco? No es una vaina nacionalista ni mucho menos, es simplemente pensar en el país y en los miles de empleos directos e indirectos que generaría si por alguna especie de milagro navideño empezáramos a producir vainas otra vez. Apelo a tu buen sentido del humor y sabiduría. A tu conocimiento de mi desde chiquito, a tu manera polar de ver la vida.

No creas que tengo algo en contra de los colombianos, uruguayos, argentinos, brasileños, bolivianos (el te de coca tiene realmente “algo”) porque nos han llenado de sus productos endógenos. Ellos tienen derecho a competir. Ellos tienen derecho a vendernos lo que quieran. Ni siquiera estoy molesto con los gringos, ellos tienen décadas satisfaciendo los caprichos de nuestros ávidos consumidores prestos a cualquier moda que llega a Venezuela. Simplemente quiero mi canasta básica criolla pues.

Hay otro motivo también amigo escandinavo. Pienso en las colas que tiene que hacer la gente para comprar algunos productos en Mercal o PDVAL. En como luego de dos horas los obligan a comprar productos de segunda calidad que nos mandan de las cuatro esquinas del globo, y como el dinero no alcance o tienen que ir a tres o cuatro sitios a ver si hay azúcar. No hay derecho. Felices eran los tiempos cuando las mandarinas no eran de Perú sino de Barlovento.
La leche se Bielorrusia dicen que es malísima.

Santa Claus, te escribo con tiempo para que no te quejes. Te escribo con tiempo para que consultes la situación con personas que solo tú conoces. Te escribo con tiempo con la mente muy clara. No me voy a morir sino me cumples el deseo. No voy a andar por allí hablando mal de ti. No quiero tener problemas con la justicia ordinaria. Sabes que quiero construir no destruir. El pueblo necesita completar su canasta básica endógena. Solo tú puedes hacer el milagro. Tu experiencia Polar tiene que servir para algo. Piensa en los niños.

Feliz navidad Santa

Saludos a la Sra Claus.

GGM

viernes, 19 de septiembre de 2008

Night Spaces en Siena: o como morir en el intento.















Para Idler

Llegue a Siena una tarde junto con una mujer bellísima, en una suerte de periplo por la Toscana. Veníamos de Bolonia, ciudad también mítica donde habíamos descubierto nuevas e interesantes formas de hacer el amor en un peregrinaje sibarítico, casi helénico que produjo en nosotros memorias imborrables como las que pretendo retratar aquí. Arribamos a Siena a descubrir sus espacios nocturnos, sus míticos callejones, sus sombras y tonalidades de ocre. Íbamos también a una ceremonia religiosa cabalística y judía, pero a la vez postmoderna y trans, es decir: un concierto de Moby.
Abrazamos Siena como se abraza a una vieja amiga. Se le conoce de antes, quizás en otra vida, con otros cuerpos y en otras realidades. Siena es la emperatriz de las ciudades de Toscana. Si Pisa tiene un aspecto marmoleado, y Florencia parece una vieja señora dantesca vestida de rojo, Siena tiene ambas cualidades, mármoles mitológicos con una belleza que solo puede ser llamada real.

Los espacios nocturnos en Siena son laberínticos y levantinos- Me explico. Mientras que de día Siena no deja de ser una ciudad que es pesada: castillos, torres, muros, calles color ocre de piedra, tiendas de souvenirs, café inmemorables, y el peso se siente en todas partes; de noche Siena literalmente levita. No esta en la tierra. Se vuelve liviana (como diría mi maestro Calvino. la levedad se convierte en algo deseado y la privación en una “constante antropológica”), es decir flota; sus muros son mas tenues, sus grises se convierten en nubes, sus callejones se vuelven mas llevaderos y su magia se torno en cada esquina. Calvino insiste, de día las ciudades son caminos de personas, trechos sin sentido, mientras que de noche las brujas sobrevuelan la urbe.

El palio de Siena es el centro de Laberinto. Su agora sirve para toda función pública y privada, desde las míticas carreras de caballo hasta los fabulosos mercados dominicales. No en vano el espacio público en Siena tiene una historia centenaria de ferias, verbenas y justas medievales, pasando por los mercados, los mítines políticos y los circos de artistas ambulantes. De noche los ocres se vuelven amarillos intensos y el Palio se vuelve el centro del mundo.



Tomados de la mano, nos lanzamos a festear la mejor de las costumbres nocturnas de la Toscana, la passiata, tradición que consiste en que literalmente todo el mundo sale a pasear- a ver y ser visto. La passiata es más que una costumbre, es en una forma de conocerse y ser conocido, un control social en donde en las pequeñas ciudades, pueblos, y comunidades mediterráneas se hace un conteo social del status adscritos de las personas. Los personajes y sus ocurrencias de diluyen en la marea humana: el señor de traje que pasea con su respetable señora mientras indaga sobre la cena que esta le ha preparado en la casa, un pareja de novios planifica su posterior salida, una italiana bellísima se pasea con una bolsa de víveres mientras es silabada con un coro de aprobaciones. Este desfile social permite, a la par, el consumo de algún trago ligero pero optimo, un bocadillo pequeño pero correcto antes de la cena y una forma de socialización que sobrepasa los elementos culturales. Cuando el alcalde de Siena pasea por la avenida Pellegrini todo el mundo voltea para ver a la autoridad asumir también su rol. Las personas con la noche se transforman, se invisibilizan, sus caras mas alegres aparecen y la turba se vuelve carnaval.

Nos sentamos en una enoteca clásica y nos sirven un Antinori tinto perfecto, con unas finas rodajas de proscuitto de Parma. Los veteranos del establecimiento hacen de este lugar su espacio nocturno por excelencia. En frente la mítica Fontana de Gaia, una suerte de mármoles y aguas que se transmutan en una fuente del siglo XIV. Llega un momento cuando baja el sol y la noche se apodera de todos los rincones en que la fuente levita y sus aguas se vuelven nubes de vapor y los azules ahora son verdes y la cascada es considerada mágica por sus habitantes. Solo pensarlo abruma, una fuente que tiene más de 700 años.

Como dije antes llegamos a Siena para ir a una misa muy particular. El Aforo de Siena, una suerte de templo romano de día y espacio nocturno de noche acondiciona la liturgia de Moby, sumo sacerdote de la música electrónica global. Las nuevas formas como se construyen los grupos sociales, sobretodo a través de la música, manifiestan nuevas formas de hipnosis religiosas con practicas que van desde el trance hasta formas mas acidas. Moby no defrauda, su misa tiene todos los componentes dramáticos de las nuevas formas de hacer religión, en donde los fieles transforman en rito la danza y los cánticos. La música siempre será el vehiculo entre lo profano y lo sagrado, entre el cuerpo y el alma, entre la sombra y la luz. Moby, cardenal mayor del acto, por un momento me pareció intrascendente, solo el fiel guardián de la tradición milenaria de todas las religiones de transmitir aquello que se llama Dios.



Luego de retirarnos de ese espacio nocturno, nos fuimos a degustar un restaurante en una bodega medieval. Nunca me olvidare del menú por las consecuencias nefastas que tuvo: sopa de cebolla, strangozzi en ragu de carne, conejo a la mostaza y tiramisú, acompañado por un vino local que no recuerdo el nombre (los vinos a veces son difíciles de memorizar, sus fragancias, al menos que sean viejos amigos que frecuentas, se diluyen con el tiempo). Estaba todo realmente delicioso, sobretodo porque el ambiente, las suaves curvas de la chica, la conversación divertida de los acontecimientos del día ayudaron a continuar el estado de levedad de la Siena nocturna.

Los dolores comenzaron al poco tiempo que llegamos a la habitación. Al principio, producto de mi estructural terquedad pensé que no era más que el producto de la ingesta desproporcionada - total, me ha ocurrido en otras partes, cuando en estado de total felicidad mi gravedad se acelera y la marea alcalina me produce poderosos sueños. Pero no, el dolor cada vez mas punzante y atrevido invadía todo mi ser como una tormenta que se acercaba. Mi pareja, que tenía otros planes nocturnos comenzó a recomendarme medicamentos que no teníamos. Me acosté. Suspire. Pensé en el significado del dolor con sus lamentables consecuencias. El dolor se fue haciendo una parte de la noche. Me tome un par de aspirinas y al poco tiempo cedieron los dolores por espasmos menores pero no menos frecuente. Nos acostamos, un tanto decepcionados pues mis capacidades físicas estaban al mínimo.

A la una de la mañana apareció el monstruo en la forma de un dolor terrible. Alucine. Me sentí en infierno de Dante (disculpen la exageración – aquellos que me conocen saben que soy exagerado –los que no es simplemente una forma de transmitir un real sentimiento), el malestar atormentaba no solamente mi estomago sino otras partes de mi cuerpo. Mi compañera dormía al lado mío, pero su condición de bella durmiente la hacia inamovible. Las largas horas en zozobra (en realidad fueron minutos, pero el tiempo con dolor se hace eterno) me hicieron imaginar lo que seguía, de una a dos semanas en un hospital italiano tomado sopita de sobre, tratando de explicarle a mis padres mi aventura mediterránea. Sentí pánico. Pensé en la cantidad de complicaciones paralelas. El dolor fue nublándome las neuronas.

Decidí actuar y me arrastre a la puerta. Casi no podía caminar. No había ascensor así que termine bajando las escaleras en una suerte de malabarismo circense. Ya la noche no me parecía tan divertida. Al llegar a la recepción no había nadie, la ausencia definitiva de seres me angustio más. En cualquier momento la moridera me daría aquí y sin nadie – allí quedaría - . Pase al escritorio de la recepción y busque un salvavidas…las páginas amarillas de Siena.

Emergenza – era una palabra clave…118

Busque un teléfono publico y gracias a todos los santos y los dioses romanos la burocracia italiana no me fallo.

- “Bouna notte” ( eran las tres la mañana) …Prego
- "Bouna notte (de buenas no tenían nada) – "Ho un'emergenza. Aiutilo prego. Ho un dolore grande in mío stomaco.”

En un italiano de emergencia, pueril pero efectivo, le transmití mi dolor con alguna dificultad. La palabra “stomaco” fue un lechazo, creo que la aprendí un día pidiéndome un plato de callos a la romano en Roma. El doctor, telefonista o personaje anónimo que me atendió con una paciencia propia de pueblos, me interrogo como si me doliera la oreja. Al final luego de diez minutos interminables se digno a anotar la dirección de la posada y con un “arrivato presto subito”, me prometió ayuda.

En ese momento bajo la bella durmiente. No estaba menos bella. La noche le daba esa sobriedad que solo consiguen las bellas mujeres a toda hora. Preocupada me ayudo a subir de nuevo a la habitación aunque lo era participe de tirarme en el piso a esperar el rescate. Cuando la medico llego me dio la feliz noticia: apendicitis no era, pero si una indigestión “gravísima”; saco una inyectadora (odio esos mecanismos nefastos de la medicina moderna, pero nunca estuve tan feliz de ver una como ese día) y procedió a darme algún medicamento que ni recuerdo el nombre.

En Siena amanecía. La noche me había dejado los siete pecados capitales como medallas de campañas que viví en menos de 24 horas.

Gula: la ingesta sibaritita se había convertido en una pesadilla babilónica.
Envidia: sobretodo a todos aquellos que dormían tranquilos en sus casas.
Soberbia y Pereza: esperar cinco horas para llamar a un bendito medico.
Vanidad: la vanidad de creerme libre de todo dolor, indestructible, inmortal frente a toda prueba.
Avaricia: las ganas de comer más, de abrazar la página de felicidad total (cuando en realidad solo la recibimos a gotas)
Lujuria: la bella durmiente seguía allí, cual ninfa del bosque, objeto de un mutuo deseo.

Y en Siena amaneció y con ella murieron los espacios nocturnos, llego la gravedad, se fue la levedad y permanecí todo el día en cama, esperando de nuevo los fantasmas de la noche.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Santa Rosa de Lima

Para Idler (I parte)

La procesión avanza lentamente: una suerte de testimonio viviente de arraigo, identidad y comunión colectiva. Las mujeres sufren al llevar a Santa Rosa de Lima, patrona de todos los Peruanos. En el fondo una música marcial adorno el espectáculo. ¿Qué es la FE? ¿En que consiste? ¿Cuáles elementos la hacen una fuerza poderosa en la humanidad? La fiesta religiosa, motivo que me ha perseguido la mitad de mi vida, se celebra en Caracas como si fuera el Perú.

El público observa con una puntual prestancia. Para un inmigante la necesidad de tener símbolos que le recuerden a su tierra, que le ayude a compartir con su familia y compatriotas, es vital. La virgen (bellisima) es un símbolo no solamente religioso sino social y cultural. Es una excusa para la celebración del ser Peruano y el ser devoto.

La religiosidad es una de los conceptos mas interesantes de estudiar por su impacto social pero tambien por las capas difusas de lo que significa la religion, la vocación, la devoción y sus manifestaciones. En esta caso la religiosidad de los Peruanos tiene un caracter integrador, súblime y simplemente hermoso.



Mercado Peruano de Caracas

domingo, 7 de septiembre de 2008

Night Spaces en Bangkok: los espacios nocturnos en Asia


Llegamos a Bangkok una mañana calurosa. El impacto de la primera vez en Asia fue devastador. Se sintió de inmediato una pesadez en el aire, un maquillaje marrón que me tomo días entender, como un paisaje que no cuadra cuando te enfrentas a una ciudad nueva. Los carros se transformaban en personas que transpiraban y los transeúntes eran las victimas permanentes de esos cuentos de terror sobre el futuro de la tierra: la carencia del aire con la humedad del clima ecuatorial hace que los habitantes lleven mascaras y todos parezcan de otro planeta.

Bangkok ha crecido sin aparente planificación urbana. Sus edificios modernos se amontonan en torno a estructuras más viejas. Sus caminos y calles no se dan abasto frente a la nueva fachada de modernidad de la ciudad; y el mono- riel recién construido parece una serpiente que zig zagea la ciudad en una cadena interminable de acero y ruido. Es la ciudad gótica “asian style”.

Rápidamente me apodere de los sabores de la ciudad. No perdí tiempo y durante diez días surfee por la ola de "the World Food Movement". Obviamente la comida Thai amenizaba los desayunos y los almuerzos; mientras que las cenas si representaban un esfuerzo calculado en base a áreas geográficas de Asia: Islas Mauricio, Fiji, Nepal, Cantón, Hunan, el norte de India, Vietnam, entre otros. Las anécdotas son múltiples: desde el chef Hindú de Lord Montbatten que nos sirvió un cordero impecable hasta las langostas que nadaban en una pecera gigante en un restaurante chino que parecía una residencia de familia y cuyos dueños tenían una apariencia que solo se pude describir como "dantesca".

Basta de divangancias. Podría contar mi experiencia con el budismo, o la aventura en la ciudad imperial o el extraño caso de la sala de emergencia en un hospital del tercer mundo. En realidad en Bangkok lo que quiero rescatar son los espacios nocturnos. La noche es el ambiente natural de esta ciudad. De día Bangkok es una ciudad pesada, intransitable, apocalíptica casi. De noche no deja de espeluznar; no dejamos de preguntarnos como 14 millones de personas pueden comer, dormir y amar al mismo tiempo. De día Bangkok es un gran desierto vacío con algunos oasis como los centros comerciales y los carros que tienen aire acondicionado. Las calles gozan de un silencio tropical. La siesta es la norma de dos a seis de la tarde. De noche Bangkok es la ciudad de todas las culturas y edades, en donde se entre mezcla lo comercial con lo privado, lo banal con lo creativo, los neones de las luces con la privatización de los cuerpos (si- la prostitución también tiene sus espacio nocturnos económicamente viables), lo moderno con lo tradicional en una suerte de mosaico postmoderno pan asiático. La vida nocturna es una gran caminata de millones de personas que buscan: redecorar sus almas con modas japonesas (los jóvenes parece muñecos de anima), escuchar música de todo el planeta (el rock chino parece llevar la vanguardia), legitimizar todo lo pirata (louis voittton junto a hello kitty versión thai) y entender la prostitución como "un brand", una marca hecha para todas las medidas. La gente camina "en cholas", un último vestigio de lo tradicional pre- boom de la capital del tigre asiático.

"Lo nocturno" se reconoce en los espacios que construye la ciudad en su intento de socializar, de construir identidades pero sobretodo de privatizar: todo el espacio insistimos, en una lucha sin fin contra el espacio público, un asalto sobretodo al peatón o al conductor que no puede huir ni siquiera a los pocos parques "públicos" de la ciudad. Bangkok de noche es una gigantesca verbena de pueblo, amenizada por el capitalismo estructural, ahora visitante permanente de la psiquis thai.

Tomamos un taxi para que nos lleve a algún punto de la ciudad. La marea de colores y olores nos absorben. Tal cual como en una nave especial el conductor sortea por metereoritos (vendedores ambulantes), planetas (puestos de comida en el medio de la calle) y cometas (un elefante que cabalga frente a nuestro taxi despavorido, como un unicornio de una mitología hindú, mientras su dueño lo persigue). El realismo mágico no solo es de propiedad latino americana. Hay unos 400 elefantes por toda la ciudad, animales domésticos de otra época que se niegan a desaparecer.

En Pat Pong se consigue literalmente todo lo que hay en la tierra: películas piratas con toda clase de orientaciones, muebles, piezas de bronce, estatuas de Buda que conviven con afiches de Brad Pitt, niñas de 15 años que venden sus cuerpos por unos pocos baht, libros de Harry Potter en una decena de idiomas, los sitios de sushi mas increíbles de nuestras vidas, masajistas para todas las partes del cuerpo, helados de frutas desconocidas, carteras de marca, etc. Es la Globalización de consumo, con tonos utópicos. Todo tiene un precio. Todo es posible. Todo puede ser tuyo.

Bangkok goza la noche como su espacio vital de vida. El clima invita a que todo se haga de noche. Lo nocturno y el espacio que lo representa, a partir de estas interacciones sociales, es privatizado a un extremo que puede ser comparable con Ámsterdam o Berlín. Pero también puede ser visto en este caso como una ciudad que vive de su economía de noche. Sin duda que cualquier estudio económico de la ciudad arrojaría del hecho de que el Producto Interno Bruto de la ciudad, por lo menos en el tercer sector esta determinado por su “night economy”.


Una noche decido dejar a mi grupo e irme a un barrio en las afueras de la ciudad. Al bajarme del taxi la odisea parece homérica. El laberíntico crucigrama de calles, callejuelas, recodos, pasillos y huecos me obliga a contratar un guía que me lleve a mi destino. Caminamos en silencio, el ingles del guía es pidgin- es decir inexistente. Mi thai es un libro vacío. Observo la limpieza del "shanty town" tailandés. Sumidos en la pobreza, los habitantes tienen una especie de código de higiene que soporta toda prueba sanitaria suiza. Todos los caminos están iluminados, los espacios nocturnos son en realidad espacios de convivencia en donde la vida privada se transforma en pública (tal como hemos visto en el mediterráneo, en las costas del caribe y en algunas partes de África): las personas hacen vida social en la calle, se venden todos tipos de productos, se discute con el vecino, se tiene la calle como espacio televisivo, la noche da licencia para disfrutar de las pequeñas bondades de la familia. Los niños juegan en la calle, cuatro señores sentados afuera disfrutan de un juego de mah jong; un vendedor de pinchos dudosos, uno de ellos de murciélago, vende su producto con franco orgullo.

Mi meta de pasear por este laberinto oriental es llegar al medio del barrio. Allí se encuentra un peculiar espacio nocturno. Es el estadio de XXXXX templo sagrado de las peleas de muay thai: el mítico boxeo tailandés. Es un espacio nocturno masculino por excelencia (como las cantinas mexicanas, los café con piernas de Santiago o los bares de la Lecuna) donde por unos pocos dólares (y algunas miradas suspicaces) logre sentarme en unos bancos de madera al lado de unos 200 chinos, apostadores y gritones profesionales. MUAY THAI es el deporte del pueblo en Tailandia. Los campeones son héroes nacionales y la representación de la disciplina y la constancia. El espacio nocturno masculino goza de cualidades públicas: es barato entrar, es un lugar de encuentro, se difunde una cultura del ocio, es llamativo ver gente de todas las clases sociales y no se consume alcohol. Me provoca probar alguno de los pinchos dudosos, pero me aguanto: quizás decida cometer el auto suicidio mas tarde.

En total hay una diez peleas, dos de ellas en la que se enfrentan un extranjero (europeo) con un thai. Los ritos son interesantes. El juez, suerte de monje budista baña de incienso el ring y procede a declamar alguna oración milenaria mientras cada boxeador postrado en su esquina le reza a algún Dios profano. Comienza el combate, un grupo musical acompaña la danza letal de las patadas y golpes con un ritmo de tambores totalmente diferente a cualquier otra melodía occidental. Los extranjeros sucumben rápidamente a la tradición de los boxeadores tailandeses y son derrotados sin ninguna piedad. Seria impensable que alguno perdiera. Los apostadores chinos gritan durante todo el combate, una coral de apuestas e insultos en contra de uno u otro. En la última pelea cuando sale el campeón nacional thai, hay un silencio que estremece mis huesos y lo que sigue a continuación es una gritería infernal, “¡Nung Yai THAI Nung Yai Thai!”. El espacio nocturno sirve de aliviador temporal de emociones y frustraciones de la vida cotidiana y un recuerdo de identidad: “¡Nung Yai THAI Nung Yai Thai!”, una suerte de comunidad imaginada nacional.

El espacio nocturno deportivo permea el barrio como un nuevo templo de adoración. Allí se resume el ocio masculino y juvenil y se configura la acción social en términos económicos. Es un espacio de ocio que fue creado a partir de una tradición pero que ahora obedece a las fuerzas del mercado: es econonómicamente viable, de el dependen un sin numero de empleos, y su proyección es fácilmente identificable con la población, como lo es la lucha libre en México.

Otro espacio nocturno. El río Mekong bordea la ciudad como un testigo fiel y contaminado de siglos de coexistencia. A los lados y en su propio flujo miles de seres trabajaban frenéticamente en bares, locales comerciales, ventas informales, barcos festivos y demás espacios nocturnos de ocio. La economía del rió tiene su fase nocturna y se ha convertido en un producto al que acuden personas de todas partes del mundo. Lo tradicional se mezcla con lo moderno. Se vende en paquetes. Vamos a un barco – restaurante a degustar comida del norte de Tailandia (mucho mas picante que el resto del país) y allí en una especie de disney se nos brinda todo tipo de atenciones tradicionales: música disonante a nuestros oídos, bailarinas bellísimas que mueven sus dedos al compás de la música, comediantes burlescos disfrazados de mujeres, en fin la ritualizacion de lo thai en un juego turístico algo plástico pero sin duda exótico.

Lo nocturno en Bangkok resume la cultura del ocio. Los espacios nocturnos son el escenario para dicha cultura. La exploración de lo nocturno seguirá su curso por otros escenarios en próximas aproximaciones.

martes, 2 de septiembre de 2008

Night Spaces: La Privatización de la noche en America Latina


"Night spaces” es el termino que estoy investigando en estos momentos. No tiene traducción fiable. “Espacios nocturnos” quizás. La noche como construcción literaria, sociológica e inclusive antropológica tiene mucho que decir. La noche como objeto de estudio rara vez aparece en los textos académicos.

¿Que sucede en la noche en términos de acciones humanas? ¿En que se diferencia del día? ¿Que sucede en lo cultural? ¿En lo económico o material? ¿Qué le sucede a espacio público y al espacio privado cuando la noche sucede? No son preguntas banales, sino parte de un compendio de ideas que algunos sociólogos, cronistas y planificadores urbanos se han hecho en los últimos tiempos. Acaso mi maestro Carlos Monsivais, cronista de Ciudad de México, habla de la ciudad en términos de lo nocturno como espacios que se achican. La Ciudad de México, a pesar de su evidente cosmopolitismo, ofrece cada vez una versión mas “light” de lo nocturno, es decir, no hay oferta de espacios públicos seguros, que la gente pueda ir, no hay opciones que hagan de la vida nocturna una alternativa no solo de diversión sino de construcción de ciudadanía. En los países que colindan con el ecuador se observa una necesidad, quizás una manifestación total de búsqueda de lo nocturno. Las manifestaciones mas espontáneas: la fiesta, la danza, la conversación, los peer groups, lo banal como construcción lúdica, la fraternización con el “otro”, lo alternativo, todo tiene necesidad de espacios que los pueden incorporar de una manera u otra. Ese “espacio vital” contrapone formas de asociación y significado que se deben ser estudiados en términos de espacio publico y espacio privado.

Algunas imágenes sobre la privatización de la noche:

IMAGEN 1: Bar Milano: 2: 00a.m la juventud del D.F se aproxima al baile de forma tímida y con un cierto desinterés. Debe ser que los "fresas" necesitan primero tomarse unas cervezas antes de despegar. Mas allá de eso, la música es universal, el joven mexicano de clase media escucha lo que escucha todas las clases medias del mundo. La "desfragmentación del baile", es decir cuando el individuo baila solo o de manera tribal es común. La fiesta no es fiesta sin la "leche" (cerveza) que se toma hasta la madrugada y luego, como Dios manda, se desayuna tamales picantes mientras se ve el amanecer. Los hombres bailan poco, las mujeres adquieren cierta presencia y se individualizan dentro del baile. La pareja al menos que se este “ligando”, no existe. La noche significa la capacidad de ser “otro”. Se olvidan los problemas, pero se anda con cuidado en la calle. Ciudad de México de noche era mejor antes.


IMAGEN 2: Hard Rock Café de Puerto Vallarta. 3: 00 a.m. Entramos a comprobar la “gringización” de la juventud mexicana. Nada más cierto. Un espacio nocturno hecho a la medida. Si tienes Dinero. El elemento de lo estético y el público lo confirma. En un pueblo turístico como este, con 60 establecimientos dedicados al baile, en el sito más gringo de todos, fotos del Rey Elvis, de James Dean, de las grandes bandas de rock, no se ve ni un gringo. Todos son mexicanos, no hay ni un turista. El rock suena a millón: el rock para los “fresas” y los jóvenes en México significa libertad, rebeldía, canalización de las angustias de vivir en una país del mariachi y del tequila. Es por un rato agradable no ser mexicano. Sin embargo ello es imposible, pues el rock también es mexicano, las bandas cantan en español, las letras hablan del amor perdido, de los problemas sociales, de lo cotidiano urbano, de la chica hermosa que se me escapo, del tequila que se necesita para olvidar el “maldito amor”. Como en los otros casos, el público establece una comunión con el baile. Se baila en grupo, no sólo, se baila para declararle al ser joven, un arraigo necesario. Se exclama, se grita, se siente, se vive el momento junto a tu grupo, y luego se pide una coca cola y se vive este lugar tan “gringo”, tan “alejado de todo” lo mexicano. Los espacios nocturnos tienen un precio.

IMAGEN 3: Plaza de los Mariachi, Guadalajara, 700pm. El mariachi reúne a la familia, y es el elemento constitutivo de la fiesta en Jalisco. Mujeres, ancianos, hombres y niños sin importar la hora llegan a celebrar cualquier cosa con un mariachi. Se viene en familia, se baila en familia, y luego se va toda la familia. Se piden los clásicos con un aire de importancia, y se canta como si fuera la última vez. Hay una plaza pública de escasas dimensiones, pero cualquier puede ir a disfrutar de la música. El espacio publico en este caso cuesta poco.


“Night spaces” es un concepto es que pretende explicar el uso del espacio público y las consecuencias para los grupos sociales durante las horas nocturnas. Las imágenes de arriba se repiten de ciudad en cuidad en America Latina con la certeza que los espacios nocturnos son cada vez mas limitados para aquellos que no poseen los medios económicos. La privatización de la noche significa una economía de la noche que debería tener unas particularidades: ¿el trabajo en la noche como es?, ¿el clasismo es nocturno?, el rebusque, la transacción por la seguridad, el costo familiar de trabajar de noche; ¿la prostitución y las drogas también tienen su espacio vital nocturno?. ¿Y las clases populares como quedan en esto?

Estudios en pleno desarrollo…CONTINUARA