jueves, 27 de octubre de 2011

#30libros Día 24 El Sol de Breda de Arturo Pérez Reverte

Nunca fuí un fan de El siglo de Oro español. En 4to año de secundaria leer a Gongora o a Calderon de la Barca me daba sencillamente sueño. No tenía la capacidad para apreciar el peso de cada palabra. Algunos años después comence otra vez a leer tímidamente "La vida es sueño" el Cid Campeador y algunos fragmentos del Quijote. Cuando apareció El Capitán Alatriste hace 15 años sentí que había regresado al feliz tiempo de Julio Verne o de cuando leía Dumas. Perez Reverte logró lo inpensable: recrear el siglo de Oro español conservando la belleza del idioma y dándole acceso a millones de personas a una nueva lectura de esa época. El Sol de Breda es mi favorita de toda la serie, en parte porque se desarrolla en los Países Bajos y en parte porque describe de una manera pasmosa los detalles de la guerra en esa época. Perez Reverte es un cinico de marca mayor, su genio consiste en transportar esa acidez a otras épocas y convertir el pasado, la historia, en una dura critica del presente de todos nosotros. Pocos personajes tiene la literatura como el Capitan Alatriste que junto con un imaginario Quevedo convierten las letras en piedras preciosas y la España de aquel entonces en un escenario digno de cualquier teatro.

jueves, 20 de octubre de 2011

#30libros Día. 23 Espárragos para Dos Leones de Alfredo Iriarte

Uno que le gustaría volver a leer en su vejez.

Este sin duda es un libro singular que descubrí en una librería de Bógota hace muchos años. El personaje central es Metafrasto Esparragoza, extraño personaje de la oligarquía criolla cachaca que luego de muchos avatares se lanza a la presidencia de la República de Palumbia. Iraite domina el humor negro con un acidez digna de los grandes clásicos de la literatura. Pocos libros son más graciosos pero a la vez más críticos de la política, el poder y la necedad humana. Es también un libro donde las palabras nuevas son dignas y relevantes, donde la prosa es legitima y donde quedan al desnudo todas las tristezas de autoritarismo y el machismo latinoamericano.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El Génesis de Carlos Monsiváis

Javier Aranda Luna
A

estas alturas quedan claras varias cosas después de la Reforma Protestante. Que Martín Lutero ha sido el mayor promotor de la lectura de todos los tiempos: su convicción de que no existía mejor credo que la Biblia en el mundo cristiano y que cualquiera tenía derecho a leerla de manera directa, sin intermediarios, fue un detonante cuyas ondas expansivas aún nos alcanzan y habrán de sobrevivirnos, seguramente, por largo tiempo. Que los pueblos con mayor número de lectores promedio son principalmente aquellos donde el protestantismo se asentó (Japón es caso aparte). Que las comunidades protestantes le llevan una ventaja de 200 años a las católicas en materia de lectura, pues estas últimas realmente empezaron a leer de manera significativa a partir de la Ilustración y sólo lo hicieron sus elites. Que también los países con mayor arraigo protestante son en general sociedades más desarrolladas y democráticas.

No sólo eso, el ejercicio de la crítica literaria profesional puede decirse que es otra consecuencia de la cultura protestante por el hábito de leer directamente la Biblia y tener una interpretación personal de todos los libros que la conforman. Antes de la Reforma los eruditos sólo intercambiaban con sus pares y muchas veces debían adecuar sus conclusiones a los poderes fácticos de entonces. La lectura directa de la Biblia permitió que cualquier persona ejerciera y pusiera a prueba su pensamiento crítico: de allí que la distinta interpretación de ese libro sagrado diera lugar a distintas congregaciones religiosas.

No es una locura imaginar que la verdadera patria de los pueblos protestantes sea un libro: la Biblia. En esa patria nació Monsiváis uno de los críticos más agudos del México contemporáneo, el último escritor que era plenamente reconocido en la calle según José Emilio Pacheco.

Sus lecturas multiculturales de la política y la sociedad donde se cruzan el cine, la música culta y popular, la poesía de Octavio Paz, la deslumbrante prosa de Martín Luis Guzmán con las canciones de José José, la investigación erudita y el rumor de la calle son producto de esa visión protestante de entender y conectar al individuo con su historia y su comunidad.

Su solidaridad, su lucha por las causas perdidas o difíciles (mi verdadera causa parece que son las causas perdidas), su militancia contra la intolerancia, la explotación, la injusticia en realidad son la consecuencia obvia de su formación religiosa. Puede decirse que su crítica feroz contra los abusos del poder, contra los feminicidios o los crímenes de odio son ante todo un asunto de ética, de una ética protestante llevada hasta sus últimas consecuencias.

Sólo así puedo entender su apoyo irrestricto a las minorías, a los disidentes, a los que se niegan a dejar de ser para ser aceptados: los indios, las mujeres, los sindicatos independientes, las sociedades protectoras de animales, los refugios de niños con sida, los disidentes políticos, los homosexuales y naturalmente las comunidades protestantes perseguidas aun en nuestros días en zonas tan intolerantes como la de San Juan Chamula, donde se impide la educación pública a niños con creencias diferentes al catolicismo.

Hace algunos años me invitaron a dar una conferencia a Ixmiquilpan, Hidalgo, en el paupérrimo Valle del Mezquital para hablar sobre intolerancia religiosa. Me invitaron porque había escrito algo al respecto. Cuando Monsiváis se enteró que había ido me reclamó que yo no lo hubiera invitado. Pocas veces lo vi tan molesto. “Ese tema me importa –me dijo–, no se vale, la próxima me invitas”. Al cronista le interesaba estar en esos lugares límite por su olfato periodístico pero también, sin duda, por sus orígenes protestantes. Seguramente quería comprobar que aún existen comunidades de violentos que apedrean a los disidentes religiosos.

Cuando uno visitaba a Monsiváis en Navidad o Semana Santa era común escuchar en su casa –que era una biblioteca de poco más de 40 mil volúmenes, una audioteca y una videoteca formidables– gospel, himnos, estribillos protestantes (ésos que ahora la Iglesia católica ha incorporado a sus servicios para animarlos) y el Mesías de Haendel cuyas estrofas conocía en inglés y español.

Como le gustaba jugar con su memoria y su inteligencia un día le propuse a Carlos Monsiváis un ejercicio singular: yo tomaría una antología de poemas, la abriría al azar y el tenía que decirme quién era el autor de los versos mientras yo los leía.

De los 14 poemas que escogí no tardó en identificar a cada uno de sus autores después de escuchar los primeros versos. No sólo eso, cuando yo leía por ejemplo el segundo o el tercer verso él continuaba recitando entre dientes los versos que seguían. No pasé de 14 porque después quise hacer algo similar con una Biblia. Después de que identificó un salmo y un versículo de los evangelios abandoné la empresa. Ese día me enteré que sabía de memoria todos los salmos, casi todo el libro de Proverbios y no pocos pasajes bíblicos. También ese día me dijo que la mejor traducción al español de la Biblia era la de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, porque su sonoridad rescataba la música del Siglo de Oro español.

Picado por su contundente afirmación le pregunté a Octavio Paz, otra inteligencia notable de nuestra cultura, cuál era para él la mejor traducción de la Biblia al español: la de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, me dijo y me informó que lo mismo pensaba Antonio Alatorre, un especialista en la literatura del Siglo de Oro.

Hace tiempo Carlos Martínez, colaborador de La Jornada, se ha dedicado a investigar, me parece, lo que podríamos llamar el código genético de Carlos Monsiváis a partir de estas líneas:

Mi madre puso de su parte mi nacimiento, mi primera formación, mi capacidad de pelearme en vano, mi primer amor por los libros…

Mi verdadero lugar de formación fue la Escuela Dominical.

Y lo que ha encontrado Carlos Martínez es la enorme presencia de la cultura protestante en los textos de este escritor: de su autobiografía precoz hasta sus crónicas reunidas en Apocalipstik, pasando por El nuevo catecismo para indios remisos. El único libro de ficción escrito por Monsiváis.

La Biblia y la iconografía heterodoxa de Carlos Monsiváis, de Carlos Martínez, nos acerca como pocos ensayos a esa ética de Carlos Monsiváis que fue el centro y el motor de su crítica.

Ahora que Monsiváis ya es sus lectores, los textos de Carlos Martínez reunidos en ese libro contribuyen a una lectura más completa y gozosa de las crónicas y ensayos de este cronista que nos hizo mirar al mundo con un ligero aumento de luz.


lunes, 17 de octubre de 2011

#30libros Dia 22 Las formas del fuego (1929) de Jose Antonio Ramos Sucre


Jose Antonio Ramos Sucre es quizás el mejor poeta que ha tenido Venezuela. Su poesía poco conocida por a mayoría de nosotros me llego a través de la lectura de una biografía y el constante culto que le tienen "entre esa secta secreta del siglo XX como son los poetas" como la llama Octavio Paz. Ramos Sucre tiene una capacidad para darnos imágenes irrepetibles.

Tiene frases tan bellas como:

"El solitario divierte la mirada por el cielo en una tregua de sus desesperanza"

"He recorrido el palacio mágico del sueño".

"Yo distingue el perfil de la mujer, desvanecido entre los cendales del alba, sobre la raya del horizonte".

sábado, 15 de octubre de 2011

#30libros Día 21 Nadine Gordimer Selected Stories


Leer a la escritora Sur Africana siempre fue un acto de Fe. El racismo, sobre todo uno de tipo estructural como el que hay en ese país siempre me fascino como tema. ¿Que lleva a una persona a ser racista? Obviamente esta todo el tema de la ignorancia, la falta de la mas mínima educación en Valores. Pero también en el fondo es un tema de curiosidad, de conocer al otro. Gordimer posee un gravitas muy particular. Sus escritos son devastadores. Te conectan con el día a día de esa tensión entre blancos y negros, pero también hablan de una terrible soledad. La soledad del escritor que relata una verdad que es censurada en su propio país. Dejar claro su posición frente la vida con historias de personas que omitimos en nuestra vida diaria, los excluidos, los pobres, los marginados es un prueba de que la literatura, si es que sirve para algo, es para denunciar lo que la mayoría prefiere callar.

viernes, 14 de octubre de 2011

#30libros Día 20 Los libros malos no merecen ser leídos

Borges decía que si un libro no se conecta contigo es mejor dejarlo. Este ha sido un consejo que he seguido al pie de la letra. Kafka decia lo siguiente:

"Por lo demas creo que deberiamos leer libros que nos muerdan y agiten. ¿Si un libro no nos sacude como un golpe en la cabeza, para que leerlo? ¿Leemos libros solo para ser felices? Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como un acto definitivo como la muerte de alguien a quien hemos amado mas que nadie, que nos haga sentir que hemos sido exiliados al bosque, lejos de una presencia humana, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha de ese oceano congelado que nos habita. Eso es lo que yo creo"

Un mal libro no merece ni ser reconocido.

martes, 4 de octubre de 2011

#30libros Día 19 Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero de Álvaro Mutis


No recuerdo muy bien como llegue a Mutis, en que librería me lo conseguí, en que momento desesperado de mi vida llego junto con otros libros y otros personajes. Recuerdo mi primer libro de Mutis como una botella de vino exhuberante, demoledor, sublime. La prosa de Mutis es un espeso bosque de imagenes y sucesos que no tienen desperdicio. Cada palabra tiene un peso especifico, mas que barroca. Maqroll y todo su universo fue desde el principio el descubrimiento de nuevas tierras para mis gustos literarios. Luego de Mutis pude leer mas Carlos Fuentes, mas Octavio Paz, mas Monsivais.




La prosa de Mutis es una obra de arte. Es una forma de amar el lenguaje. Quizás de la saga de Mutis, mi relato preferido es Ilona llega con la lluvia, una joya de la sincronicidad jungiana, y del psicoanálisis mas profundo. Ese relato me persigue siempre.

He aquí algunas impresiones de la obra de Mutis que valen la pena:

Gabriel García Márquez:

Ocho libros en seis años. Basta leer una sola página de cualquiera de ellos para entenderlo todo: la obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es él sólo, que como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos.6
Octavio Paz:
Mutis es un poeta de la estirpe más rara en español: rico sin ostentación y sin despilfarro. Necesidad de decirlo todo y conciencia de que nada se dice. Amor por la palabra, desesperación ante la palabra, odio a la palabra: extremos del poeta. Gusto del lujo y gusto por lo esencial, pasiones contradictorias pero que no se excluyen y a las que todo poeta debe sus mejores poemas. Lujo y, ya se sabe, "orden y belleza", es decir, economía en la expresión.[cita requerida]
Elena Poniatowska:
Las risas se oyen hasta el paseo de la Reforma. Álvaro Mutis, el poeta colombiano, hace su célebre imitación de Pablo Neruda. Recién llegado de Colombia, todos lo han recibido como al Mesías. Es el salvador de las fiestas. Baile que te baile, de coctel en coctel, seduce a la duquesa de Altamira, a la marquesa de Villamarcilla... Así como fluye el champaña, fluyen las historias de Álvaro Mutis y sus carcajadas que levantan cualquier reunión como las burbujas al champaña. Junto a él nada es plano; y nada le gusta tanto a una mujer como sentirse espuma. Mutis cuenta chistes, está al corriente tanto de los últimos movimientos literarios como de las tendencias pictóricas más modernas. Habla de Goethe, de Brigitte Bardot y de las misas negras. Y sobre todo se ríe de oreja a oreja, hasta quedar exhausto. Declama en francés y dice adivinanzas en slang. Tiene una reserva de viajes verdaderamente inagotable. A los europeos les habla de Siam, a los suramericanos de Europa y a los "debutantes" les relata aventuras soñadas en la corte de Luis XIV. Fiel lector de extrañas revistas (el Crapouillot, que cuenta entre sus números uno dedicado a "L'érotisme chez les papes" o algo así como "El erotismo en las comunidades coptas del siglo XVI"), posee lujosísimas y muy raras ediciones limitadas. Con Octavio Paz se pasa conversando la noche entera acerca de las relaciones entre la mística y el porvenir del hombre. También a Paz lo seduce. No dejará de hacerlo jamás. Tiene con qué. Cosmopolita, viajado, culto, sensible, bondadoso, mundano, encantador, es el rey. Nada se le atora. Su charme derrite. Álvaro Mutis parte plaza. Cruza los salones con la gallardía que lo caracteriza y sus dientes son rompevientos, rompeolas, rompelabios y, claro, rompecorazones