No recuerdo muy bien como llegue a Mutis, en que librería me lo conseguí, en que momento desesperado de mi vida llego junto con otros libros y otros personajes. Recuerdo mi primer libro de Mutis como una botella de vino exhuberante, demoledor, sublime. La prosa de Mutis es un espeso bosque de imagenes y sucesos que no tienen desperdicio. Cada palabra tiene un peso especifico, mas que barroca. Maqroll y todo su universo fue desde el principio el descubrimiento de nuevas tierras para mis gustos literarios. Luego de Mutis pude leer mas Carlos Fuentes, mas Octavio Paz, mas Monsivais.
La prosa de Mutis es una obra de arte. Es una forma de amar el lenguaje. Quizás de la saga de Mutis, mi relato preferido es Ilona llega con la lluvia, una joya de la sincronicidad jungiana, y del psicoanálisis mas profundo. Ese relato me persigue siempre.
He aquí algunas impresiones de la obra de Mutis que valen la pena:
Ocho libros en seis años. Basta leer una sola página de cualquiera de ellos para entenderlo todo: la obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es él sólo, que como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos.6
Octavio Paz:Mutis es un poeta de la estirpe más rara en español: rico sin ostentación y sin despilfarro. Necesidad de decirlo todo y conciencia de que nada se dice. Amor por la palabra, desesperación ante la palabra, odio a la palabra: extremos del poeta. Gusto del lujo y gusto por lo esencial, pasiones contradictorias pero que no se excluyen y a las que todo poeta debe sus mejores poemas. Lujo y, ya se sabe, "orden y belleza", es decir, economía en la expresión.[cita requerida]
Elena Poniatowska:Las risas se oyen hasta el paseo de la Reforma. Álvaro Mutis, el poeta colombiano, hace su célebre imitación de Pablo Neruda. Recién llegado de Colombia, todos lo han recibido como al Mesías. Es el salvador de las fiestas. Baile que te baile, de coctel en coctel, seduce a la duquesa de Altamira, a la marquesa de Villamarcilla... Así como fluye el champaña, fluyen las historias de Álvaro Mutis y sus carcajadas que levantan cualquier reunión como las burbujas al champaña. Junto a él nada es plano; y nada le gusta tanto a una mujer como sentirse espuma. Mutis cuenta chistes, está al corriente tanto de los últimos movimientos literarios como de las tendencias pictóricas más modernas. Habla de Goethe, de Brigitte Bardot y de las misas negras. Y sobre todo se ríe de oreja a oreja, hasta quedar exhausto. Declama en francés y dice adivinanzas en slang. Tiene una reserva de viajes verdaderamente inagotable. A los europeos les habla de Siam, a los suramericanos de Europa y a los "debutantes" les relata aventuras soñadas en la corte de Luis XIV. Fiel lector de extrañas revistas (el Crapouillot, que cuenta entre sus números uno dedicado a "L'érotisme chez les papes" o algo así como "El erotismo en las comunidades coptas del siglo XVI"), posee lujosísimas y muy raras ediciones limitadas. Con Octavio Paz se pasa conversando la noche entera acerca de las relaciones entre la mística y el porvenir del hombre. También a Paz lo seduce. No dejará de hacerlo jamás. Tiene con qué. Cosmopolita, viajado, culto, sensible, bondadoso, mundano, encantador, es el rey. Nada se le atora. Su charme derrite. Álvaro Mutis parte plaza. Cruza los salones con la gallardía que lo caracteriza y sus dientes son rompevientos, rompeolas, rompelabios y, claro, rompecorazones
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