miércoles, 29 de agosto de 2012

El costo de comer en la Caracas gastronómica


“Comer fuera” en Caracas es sumamente costoso. No es una percepción escuálida o una denuncia contra-revolucionaria sino una verdad que nos compete en este articulo. El costo de la vida hace de Caracas una de las ciudades mas caras de América Latina y del Mundo, comparativamente tomando en cuenta la inflación y los sueldos de las personas. Comer en la Caracas gastronómica es un acto de fe, una búsqueda permanente de las famosas tres B: Bueno, Bonito y Barato. Es además una variable de peso a la hora de definir un mapa de la gastronomía Caraqueña. Hay zonas de Caracas donde es simplemente imposible para muchos acceder a la oferta gastronómica.

El costo de una comida viene asociado muchas veces al servicio que dan, el costo de la materia prima, lo novedoso de la cocina (la propuesta del local) así como la exclusividad del concepto del lugar. No es lo mismo un local de baja rotación, donde los comensales puedan pasar un par de horas o mas comiendo,  que un local de alta rotación donde el servicio busca rotar las mesas lo más posible en la noche. La exclusividad tiene un precio. El costo también se relaciona con la propuesta culinaria, sitios de comida exótica o de comidas con muchas materias primas importadas se supone que serán más caros.

“Lo caro” esta asociado también  a los gastos operativos del local,  el  IVA, el impuesto al lujo y la economía nacional. Vivimos en una economía que no premia el emprendimiento, la competitividad y por lo tanto ofertar es cada vez más difícil.

El resultado  esta a flor de piel, mientras que Caracas sigue siendo un lugar con una variedad gastronómica interesante, los precios son tan caros como Nueva York, Lima o Roma. No exageramos. Camine usted por Roma y encontrará varias decenas de locales con la tres B – que tienen años de tradición culinaria - a 3 % de inflación anual. El venezolano le gusta comer afuera pero el caraqueño se limita cada vez más. Solo un porcentaje pequeño de los 5 millones habitantes de Caracas se puede dar el lujo de comer en la calle todos los días. Simplemente las cuentas no dan.

Existe entonces una exclusión del caraqueño a muchos lugares que “le gustaría ir” pero no puede. Las fronteras geográficas caraqueñas no son solo municipales, sino de poder adquisitivo. Si comer se convirtió en un lujo las excusas para hacerlo varían. La percepción ocular de que los restaurantes están llenos es sospechosamente irreal: mucha gente come afuera solamente los días inmediatamente que cobra su sueldo. Ante el alza del fastfood sobran opciones para comprar almuerzos rápidos cerca de la oficina: la comida rápida es cada vez más casera, muchas personas llevan su almuerzo hecho de su casa.

El caraqueño hace un esfuerzo inmenso entonces por hacer del ritual de comer afuera un celebración que se comparte con familiares y amigos. Graduaciones, despedidas o ascensos, un almuerzo de la familia extendida son todas excusas validas para buscar “un sitio donde se coma bien y te atiendan”.

La apuesta es hacer de la oferta gastronómica en Caracas una oferta para todo tipo de públicos. Una oferta que permita al caraqueño una buena comida de calidad, con un buen servicio y a un precio accesible. Una red de restauradores que nos hable a todos los caraqueños y que tengan un concepto de una Caracas gastronómica es vital para el futuro. Se trata de cobrar lo justo para lograr nuevas propuestas culinarias, se trata de mejorar la oferta – cada vez vemos más el menú ejecutivo aparecer como alternativa al plat de jour – sin desmejorar la calidad. Igualmente al trabajar con ingredientes locales comenzamos a ver propuestas interesantes de rescate de comida casera caraqueña que utiliza ingredientes de la estación de turno.
Es realmente satisfactorio llegar a un local y ver que existe uno o dos platos del día que son hechos con esmero que recuerdan viejos sabores y que no son costosos. La posibilidad real de comer afuera, cada vez mas excluyente para el caraqueño – tiene oportunidades en los locales mas humildes o hasta en los más caros que tratan en lo posible de innovar su cocina y por ende su precio. 

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