martes, 21 de agosto de 2012

El servicio en la Caracas Gastronómica







Repensar la ciudad como una ciudad gastronómica implica necesariamente re-evaluar el servicio que obtenemos todos los días en los establecimientos de comida de la ciudad. La mitad de una experiencia gastronómica es relativa a como te atienden en el local y el tipo de servicio que te dan. Es difícil cuantificar o cualificar el tipo de trato que recibes en Caracas más allá de las experiencias y anécdotas personales de cada persona. En el péndulo subyacen muchos factores.

La idiosincrasia del venezolano y del caraqueño recoge elementos a considerar. Cuando nos sentamos a comer esperamos que nos traten bien, sin mucha confianza pero con la suficiente para sentirnos cómodos. Igualmente esperamos que la comida llegue a tiempo, sea de nuestra agrado y que durante la comida el servicio sea bueno. Bajo estos criterios, salimos sorprendidos en Caracas cuando nos atienden bien. La percepción popular es que en nuestra ciudad el servicio no es bueno o por lo menos dista de ser aquel que se encuentran en otras latitudes. Sobran las experiencias donde nos tratan mal, donde el servicio es lento o atosigante, o aquellos cuentos de que la comida era buena pero el servicio hacia de la comida un acto para olvidar.  

Parece acertada la filosofía de Edgar Leal de que es indispensable entrenar bien al personal para que ofrezca un buen servicio. Pero creo que el asunto va más allá de eso. Hay que crear un sentido de identidad del personal que trabaja con el concepto, la idea, las opciones que ofrece el local. Antes (digo antes porque aún puede estar presente en algunos sitios de Caracas) existía un tropa de mesoneros, dueños, cocineros,  personal de un local que te atendían con todo el sentido de lo que significaba el sitio que ellos regentaban. Es raro encontrar hoy un sitio en Caracas que conserve el “calor de hogar” de un buen servicio. Mas específicamente que conserve esa identidad de local que te invita que a la comida no se lo único que te vas a llevar como premio del festín, sino que va a haber una genuina atracción a volver post facto – “porque nos atendieron muy bien” – . Esos lugares son las joyas perdidas de la ciudad.

Una Caracas gastronómica tiene que pensarse como un sitio en donde la bondad del servicio este al alcance de todos: en panaderías, pastelerías, restaurantes, bistro´s, fuentes de soda, areperas y tiendas de gastronomía. Una Caracas gastronómica tiene que pensarse desde como logramos que cada aventura a salir a comer se convierta en una experiencia que genere buenas percepciones en torno al servicio. Al final del día son las percepciones las que cuentan. Una buena comida no esta completa si te atienden mal. No importa lo “chic” o sencillo del lugar – muchas veces las mejores comidas se dan en los mercados públicos del interior, donde la dueña no sólo te hace sentir en casa sino muestra con orgullo sus productos y su resultado final – o algunos locales que todavía quedan en Caracas – donde la palabra cariño se interpreta por la sensación de que el proceso de comer pasa por varias sapiencias, por un rito de hacer sentir bien al comensal  por un culto al buen servicio.

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