lunes, 11 de agosto de 2008

EL CASTILLO DE LOS DESTINOS CRUZADOS


El castillo de los destinos cruzados es quizás el libro más misterioso de Calvino. Reúne todos los géneros condensados: la fabula, la alegoría, el romanticismo, la literatura vanguardista, la moraleja, el cuento detectivesco. Reúne además lo esotérico, las cartas del tarot y otra infinidad de paradojas.

Deja constancia el libro, que dentro de las relaciones humanas todo esta conectado, que las secuencias de los seres son el producto de un destino psicológicamente construido, dentro de una relación del ser y lo que lo rodea, dentro de la belleza que significa la sincronicidad de los hechos. Soy fiel testigo de ello.

Descubrí el libro hace algunos años en Milano (una de esas ciudades con las que tengo una relación de amor y odio) en una mis librerías favoritas en la Galería Victor Emanuelle II muy cerca del Doumo. Es una librería espectacular. Un templo de libros donde uno no sabe por donde comenzar, dos pisos de literatura donde prevalece el buen gusto. En Milano todo es buen gusto, pero las librerías son siempre mis lugares favoritos y los sitios donde puedo perder entre la jungla de libros.

Cuando fui aquella vez a Milano ya Calvino era un viejo conocido para mí. Había estado hace unos meses en Génova, la ciudad junto con Venecia que mas se acerca a "las ciudades invisibles" y ya había leído media docena de sus libros. Es uno de los pocos autores que puede decir que me he leído todos sus libros.

"El castillo..." estaba incrustado en la sección de libros de español. No lo abrí para ojearlo sino simplemente me llamo la atención el titulo pero no lo compre. Esa noche fui a comer a mi restaurante favorito en Milano que se llama la Giara. Es un restaurante regional de la Puglia. Recuerdo siempre claramente lo que como allí porque el menú es limitado: vegetales frescos enteros en un dip de aceite de oliva - mozarella de búfala granitada al carbón con albahaca fresca - pasta y ceci (con garbanzos), cordero a la brasa en estragon y tomillo y tiramisu. No me excuso, es lo que normalmente como allí y vale la pena esperar 1 hora a veces para que la NONA venga a darte una mesa. El vino es a volonte, es decir, mínimo una botella. Como veras disfruto mucho la Giara.

Mientras comía pensaba en el libro (el castillo de los destinos cruzados). En ese mismo instante ocurrió el milagro, entro al restaurante Mauro Cipparone, un amigo que tenia 14 años sin ver - increíble! . Parecía un fantasma de esos que se aparecen en el medio de la nada. Mauro era como mi hermano. Nos conocimos en una playa holandesa en una conferencia cuando teníamos 18 años! Es una historia larga que no vale la pena contar aquí. Vale la pena decir que después de Holanda nos vimos muchas veces más en Alemania, Suiza e Italia. Juntos hicimos teorías fantásticas de como conquistar a las mujeres, bebimos hasta arrástranos por la calles de Baden Baden, lloramos cuando el Inter de Milan perdió la Eurocopa y compartimos la satisfacción de varios trabajos bien hechos con sus correspondientes recompensas. Éramos Hermanos (o somos).

¿Que hacia Mauro allí? Que hacia un romano como el en Milano? que hacia en la Giara? ¿Porque precisamente el día que estaba yo? ¿Porque? ¿Porque tantas cosas?
¿Porque conocemos personas o tenemos situaciones que cambian nuestra vida, quizás nuestra normalidad? no lo se. Creo que muchas veces no nos damos cuenta la suerte que tenemos, de como nuestra vida puede ser un arco iris de situaciones finamente conectadas por nuestros gustos, olores, sabores y experiencias. Creo en el poder de las palabras y en el cariño como medio de construcción de la belleza.

Con Mauro, luego de un abrazo eterno se produjo precisamente eso, un gran regocijo colectivo que duro hasta bien entrada la noche. Parecíamos el personaje de Maqroll y su amigo Árabe dentro de la obra sublime de Alvaro Mutis, dos almas que se encuentran en medio de una cena en un ambiente que lo cambia todo.

Nos sentamos a platicar de la vida y yo seguí pensando en los libros. El castillo vino a representar el restaurante y los destinos cruzados el hecho que en el medio del universo que constituye cada una de nuestras vidas, el destino (?) nos permitió encontrarnos en ese sitio de placer.

No creo en las casualidades y mucho menos en aquellas que involucran a las personas, a la comida y a la literatura! Son después de todo las tres cosas que me mantienen vivo, o como diría alguien mas pesimista- con ganas de vivir. Nos alimentamos de las tres, en mi caso desaforadamente.

No había duda que la mañana siguiente salí corriendo a comprar el libro el castillo de los destinos cruzados. No hay duda de que la entrada de Mauro había sido una señal de que el libro era un la pieza que faltaba en todo esto.

Extraña combinación de literatura, comida y buena conversación; esa cosa que llama Borges como el “hecho estético” tiene y se mantiene en mi vida como paréntesis fortuitos del destino.

1 comentario:

cippa dijo...

Me encantò leer este encuentro desde tu punto de vista... yo no lo recordaba de manera tan fuerte.
Para hacer la historia mas interesante: este blog me lo indicò una amiga mia que conocì en Espana y UK, que encontrò tu post y me preguntò si era yo... es curioso el destino, no?
Creo que me voy a leer este libro de Calvino, y a ti te consejo "uno" de richard bach, que creo es algo parecido..

Un abrazo

Mauro